¿Dónde está la magia de ser ñublensino?
- Rodrigo Oses
- 23 dic 2016
- 3 Min. de lectura

Desde que llegué a Chillán en el año 2003, mi padre me lleva a ver al equipo de mis amores, Ñublense. Desde un principio quedé enamorado de esa camiseta roja, de esa hinchada que domingo a domingo iba a alentar a los 'Diablos Rojos' sin importar que el equipo estuviera en la tercera división. Desde chico noté esa mística y conexión que había entre jugadores e hinchada. Hoy en día, 13 años más tarde me rompe el alma no poder percibir esa magia que sentía hace mucho tiempo. Hoy en día las cosas han cambiado bastante, este último torneo para el “rojo” fue nuevamente para el olvido.
Desde un inicio de semestre cuando se supo que el torneo no iba a tener descenso, Ñublense optó por “darle la oportunidad a los canteranos". Lo pongo entre comillas por el simple hecho de que esta frase es otra de las tantas mentiras de parte de la Sociedad Anónima, esa que desde que llegó a fines del 2006 ha provocado el término de esa magia, mística y conexión entre la gente chillaneja y el equipo. Esta S.A comandada por el “empresario” millonario Patrick Kiblisky, realizó un buen negocio en el comienzo en el ámbito de imagen y no en lo económico ya que Ñublense en 2008 no tuvo ganancias debido a que se jugaba de local en Linares y el gasto de logística era alto.
La dirigencia ese año, logró armar sin duda a uno de los mejores planteles de Ñublense, que logró clasificar al equipo chillanejo a la Copa Sudamericana del 2008 de la mano de Fernando Díaz. Ese mismo equipo que ese año llegó a semifinales del Torneo de Apertura, siendo eliminado, tal vez, por uno de los mejores Colo Colo de los últimos tiempos. Los dirigentes sabían que con esa campaña lograron quedar bien ante la gente, fue ahí cuando a los jugadores, directores técnicos y la misma gente de la ciudad empezaron a ser visto solo con el signo peso por delante. Desde ahí en adelante Ñublense solo fue penurias incluyendo dos descensos que la gente lloró a mares, pero que a la dirigencia no le importó en absoluto. Los “diablos rojos” no han vuelto a tener un equipo competitivo, equipos que se plantaban ante los grandes y que sabían que en el Nelson Oyarzún iban a ser visitantes. Esos tiempos donde Ñublense era el denominado el “Gigante del Sur” y hoy en día solo somos otro equipo de la Primera B.

El último partido de este semestre contra nuestro clásico rival Curicó, me di cuenta que el equipo no tiene sangre, en este equipo ya no hay amor por los colores, no hay amor por esa gente que esforzadamente va cada domingo al estadio a tratar si su equipo logra revertir rumbo, pero que solo se va con otra decepción. Ese último partido me di cuenta que ni para los jugadores ni para los dirigentes, el partido contra Curicó era tomado como un clásico. Lo que ellos no saben es que para le gente si, la gente chillaneja quería que el equipo ganase ese partido, pero no fueron capaces, porque no se lo tomaron de esa forma, en cambio el rival celebró con su gente y en nuestra propia casa.
Ahora que escribo esta columna, le pido solo una cosa a la dirigencia…. ¡basta! Paren de cada año ilusionar a un público que ama el escudo de Ñublense, toda la gente sabía que este semestre el plantel no era para darle tiraje a la chimenea, era simplemente ahorrar dinero nuevamente. Me causa gracia escuchar como dirigentes y jugadores piden apoyo de la gente, que la hinchada se debe hacer presente, etc. Y por dentro me pregunto ¿Para qué?, para ver tristemente cómo ha cambiado el panorama de un equipo que tenía una conexión tan especial y tan linda con su gente y que cada domingo por medio asistían más de 7 mil personas a ver cómo está hoy.
Un equipo donde la dirigencia solo piensa en mantener una categoría y ahorrar dinero. Si usted se pregunta ¿Dónde está la magia? Yo le puedo decir que esa magia la tiene retenida la S.A por culpa de sus malas decisiones, por no tener contacto con la hinchada, por no crear planteles competitivos, por no tener a un presidente presente dentro del club y por no pensar en la gente de esta ciudad, esa gente que se siente desilusionada y apenada y que todos juntos tienen un vínculo, amar a un club con tanta historia como lo es Ñublense que hoy en día ya no tiene magia, ni mística ni conexión con su gente.
コメント