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¡Gracias, dupla del carbón!

  • Mirko Roca
  • 16 feb 2017
  • 5 Min. de lectura

Desde hace más de una década que la hinchada minera no se sentía tan identificada con un cuerpo técnico. En esos diez años rondaron muchos nombres en la banca tricolor, como: Jaime Nova, Juan Martínez, Marcelo Miranda, Germán Corengia, Nelson Cossio, entre otros. Algunos de ellos, cumplieron con la tarea de mantener el equipo con regularidad, otros decepcionaron. Pero hubo una dupla técnica que quedó grabada en nuestro corazón de carbón.


En marzo del 2016, un exjugador minero y debutante en el banco, Víctor González, llegó a Lota Schwager junto a la primera DT en dirigir en el fútbol chileno, Rocío Yáñez, quien venía con el cartel de haber tenido clases con nada más, ni nada menos que Joseph Guardiola. La misión era salvar al “BarceLota” del descenso, tras una irregular campaña de otro exjugador tricolor, Francisco Castillo. La hinchada solo acató el cambio… Era la última esperanza para una lamparita que se apagaba partido tras partido.


Con disciplina, seriedad y algunas “chuchás” por parte del “guagua”, junto al dato estadístico de Rocío, Lota Schwager tomó el rumbo y vio la luz de la salvación al final del túnel. Tras haber ganado los últimos seis partidos del campeonato, el conjunto minero se salvó del descenso a Tercera A en una remontada épica. Incluso, algunas lágrimas le cayeron al reservado Víctor González. Coronel y Lota estaban felices: Lota Schwager se salvaba del descenso en cancha, pero en lo administrativo, quedaba un largo camino por recorrer para asegurar la permanencia (cosa que aún se espera).


Pasaron dos meses de la última jornada de trabajo (Lota Schwager 3-1 Deportes Ovalle) y la mina aún no contaba con ningún obrero para comenzar la nueva faena. Como en todo yacimiento, existía un jefe con raros arrebatos que sólo hacía sufrir al minero y a su pueblo. Hablo del presidente, Jaime Valdés, quien ofreció vender al club por $1000 millones. Algo caro para las deudas que tenía el club.


Los nuevos accionistas llegaban a la oficina del jefe con suculentas ofertas, pero este los rechazaba. Eran $1000 millones o la desaparición. En una extraña transacción a Jorge del Campo, Lota Schwager resurgía a solo dos semanas del comienzo del campeonato de Segunda División 2016-2017 y los primeros fichajes eran Víctor González y Rocío Yáñez, quienes en una rápida maniobra, armaron el plantel sin pretemporada alguna y con recursos limitados.


En las primeras fechas se notó la falta de preparación. Lota no levantó cabeza y sucumbió por 8-0 ante Santa Cruz de visita. La hinchada, desesperada, empezó a cuestionarse si los técnicos estaban realmente capacitados o los seis partidos ganados fueron obra divina. Pero, después de ver todo oscuro en el yacimiento de carbón, los mineros prendieron la lámpara y se les aclaró el camino.


La luz comenzó a llegar a la mina después del fatídico 8-0. El tricolor ganó en casa por 2-0 a Cauquenes y, de ahí, todo fue mejor para el equipo en lo futbolístico. Desde el 5 de noviembre del 2015, Lota ganó tres, empató tres y sólo perdió dos partidos. Víctor y Rocío tomaron confianza, al igual que el plantel. La hinchada estaba feliz, pero un nuevo derrumbe en la administración nos puso en riesgo.


En el receso de año nuevo, Lota fue castigado con la desafiliación por no pagar la garantía de la división a la ANFP y las previsiones a sus jugadores y cuerpo técnico, además de tres meses de sueldos impagos. ¡Solo jugaron por el amor a la pelota y la camiseta por tres meses! Y aun así, seguían rindiendo a alto nivel. Jorge del Campo, el “nuevo presidente” que terminó siendo solo la cara visible de la gestión de Valdés, se desentendió del conflicto y, al final, Jaime Valdés negoció con Claudio Castro y vendió definitivamente el club para poder apelar las sanciones.


Usted se preguntará ¿por qué sólo me ha contado sobre último año de Lota Schwager y no en específico de los técnicos? En esta trágica historia, al más puro estilo de Subterra, es necesario que sepa todas las trabas que vivió el club, los jugadores y en especial los DTs para entender el romance entre la hinchada y el cuerpo técnico.


Recuerdo que para las fiestas de año nuevo, la barra “Los sin nombre” organizó un hermoso “lamparazo”, en donde los hinchas llegaron con canastas familiares para el plantel, quienes no recibían su sueldo hace tres meses. En esa instancia, Rocío y Víctor hablaron distendidamente con los fanáticos mineros sobre la situación delicada del club.


“No deben permitir que estos tipos les quiten su club, su historia. ¡Organícense! ” Decía “el guagua” a un grupito de fanáticos que se armó post-entrenamiento. Por otra parte, Rocío me conversaba que “El Lota no solamente es un club, es una salida para muchos. El llevar los colores de Lota Schwager representa a un Lota y a un Coronel que tiene mucha historia. Exijan que la gente que esté en esta institución sea lo más profesional posible, y si no, háganlo saber.” Palabras que no solo fueron “pa’ la tele”, si no que a través de sus actos, reflejaron el enorme compromiso y pasión del cuerpo técnico con el club y su trabajo.


Para el 14 de enero, después del receso futbolístico, nadie sabía si Lota Schwager se presentaría al partido frente a Malleco Unido en Coronel. Sin embargo, Víctor González y Rocío Yáñez decidieron presentarse, a pesar de no tener un acuerdo en lo económico y con el plantel mermado, ya no que no todos los jugadores alcanzaron a llegar al cotejo. Su lema era “nosotros hacemos nuestro trabajo lo mejor posible, lo demás, es ajeno” y así fue, siempre. En ese partido, Lota perdió por 1-2 en un juego muy apretado.


El match siguiente, Lota ganó 1-0 ante Melipilla y todo parecía aclararse. Al fin los sueldos estaban siendo pagados, al igual que las deudas. Había una nueva dirigencia, el equipo estaba ganando. A todo eso, súmele el tremendo respaldo de la hinchada hacia Víctor y Rocío. ¡El futuro era auspicioso! ¡Ya habíamos alcanzado el colmo del infortunio, ahora estábamos listos para gozar la tranquilidad!


Lota preparaba el partido ante Colchagua, tras las jornadas suspendidas por el mega-incendio que azotó a nuestro país, cuando de pronto me entero de una pésima noticia. Claudio Castro despide a Víctor González por falta de… ¿compromiso? Todo, menos eso. Este cuerpo técnico aguantó tres meses de sueldos impagos, trasladarse a otros recintos deportivos en furgones, con incertidumbres laborales pero que, sin embargo, siempre se presentaron a entrenar y a dirigir. Lo que más sobró fue compromiso. Al final, “el guagua” aclaró que trataron de bajarle el sueldo solamente a él, lo que no aceptó. Hoy, el plantel es dirigido por Jaime Pacheco, ex DT de Linares, donde tuvo un pésimo rendimiento. Como hincha, solo espero que acá le vaya excelente por el bien del club.


A Víctor y a Rocío ¡Gracias totales! Fue un final inesperado y doloroso para el hincha, pero que no manchó en lo absoluto su trabajo. En su estadía, reflejaron con orgullo al minero, porque trabajaron con dedicación, pues sentían la responsabilidad de llevarle alegrías a la gente cada fin de semana, a pesar de todos los abusos labores de quienes administraban este yacimiento llamado Lota Schwager. Siempre picaron las piedras con entusiasmo para que a la lamparita nunca le faltara el carbón y así pudiera brillar con esplendor en el fútbol chileno.


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